Sobre los Indignos

 

                                          Páginas 727 y 728 del Libro de Anotaciones de Leyna,

Hija del Viento del Sur.

Tesar Ciudad Capital, año 3647

 

       “Sobre los Indignos:

Un Indigno ha sido, en el pasado, una Estrella que decidió nacer como un ser humano y que en su paso por la tierra ha sido corrompida por una invocación o como resultado de sus propios actos.

Los Indignos normales son seres espectrales, cuyo cuerpo esquelético se rodea de la más absoluta oscuridad y solo pueden ser vistos por los magos aunque, algunas veces, los magos con pocos poderes tampoco son capaces de verlos. Los indignos mutables pueden cambiar su tamaño y apariencia y, cuando ellos cambian, todos podrán verlo y oírlo.

En un principio, se creía que los Indignos eran una Estrella que había decidido obrar con maldad, de ahí su nombre. Eran indignos de ser llamados Astros, de ser llamados Estrellas, pues las estrellas son bondad, paciencia y amor en la mayoría de los casos, pero nunca completa crueldad.

Con el tiempo se descubrió que el humano ha obrado en perjuicio de estos maravillosos seres, aprovechándose de su inocencia. Sin embargo, una vez que una Estrella ha sido corrompida, el ser resultante no puede ser tratado con ninguna clase de consideración, ya que ha olvidado su verdadero origen, su verdadera esencia.

Cabe remarcar el hecho de que una Estrella que decide nacer como humano será una persona dulce, pura e inocente, de modales suaves, de corazón noble y mirada sincera. No hará daño jamás a una persona, un animal o un árbol. Estará siempre dispuesta a ayudar y sufrirá como una tortura insoportable en su propio cuerpo cualquier injusticia que presencie e intentará dar lo mejor de sí para hacer de su entorno un lugar mejor.

Un Indigno, en cambio, es un ser repugnante que solo sirve a la maldad y se alimenta de ella. El propósito de su creación es otorgar ciertos poderes mágicos a quienes no los poseen o aumentar los de quienes sí han sido bendecidos por un Astro.

Se puede corromper una Estrella con la invocación del Dios Suin, guardián de las puertas de los mil infiernos, y de la Diosa Zarba, la segadora de almas, la incompleta, la eterna sufriente.

No se ha podido saber quién fue el primer mago y el primer sacerdote a los que se les ocurrió cometer tal atrocidad, ya que no solo no les bastó con hacer una invocación a los dioses malvados, sino también tuvieron que esclavizar, someter, forzar, a una Estrella a ceder sus poderes y ser funcional a quien la mantiene cautiva.

Nadie con un mínimo de compasión sería capaz de realizar un acto tan egoísta y cruel. De por sí las invocaciones son desagradables, pero aún más monstruosas, inhumanas, atroces y retorcidas son las invocaciones del Dios Suin y la Diosa Zarba. Siniestros rituales adicionales se necesitan para la creación de un Indigno mutable.

Una Estrella se corrompe por propia voluntad cuando sufre una niñez desbordada de violencia y dolor. Por esta razón, como humanos, no suelen vivir más allá de los veinticinco años y suelen morir por su propia mano o como consecuencia de sus propios actos. Su esencia convertida en maldad pura queda en la tierra y se aloja en la mente de la primera persona que pase a su lado, sin importarle su edad, hasta que destruye ese cuerpo y busca uno nuevo. Un Indigno que se corrompió a sí mismo, no puede nunca ser capturado y esclavizado, pero sí puede ser destruido de la misma forma que uno cautivo.

Un Indigno en estado cautivo, debe mantenerse dentro de un objeto que debe estar en contacto permanente con la persona a la que sirve. Es común que los mantengan sometidos dentro de joyas que se engarzan en anillos, brazaletes, collares  o gargantillas, aunque hay muchas opciones diferentes y muy variadas: cuchillos, dagas, espadas, armaduras, coronas.

El Indigno resultado de una invocación puede ser liberado al dar muerte a la persona que lo tiene sometido y, en este caso, el Indigno buscará alojarse en la mente de quien lo liberó. En un primer momento, el Indigno huye de su prisión física atormentado y asustado por su condición, por lo que le ha ocurrido y lo que ha sido forzado a hacer, hasta que toma consciencia de cuál es su realidad. A partir de ese momento, comienza a buscar a quién lo liberó. De no encontrarlo, recorrerá los alrededores hasta hallar un lugar que le agrade para permanecer en él. Habita en lugares donde han ocurrido asesinatos, escenas de violencia extrema, campos de batallas o prisiones. Necesitan de la maldad para vivir y los sentimientos de odio se impregnan en los suelos, las paredes  y los muebles, tanto como pueden hacerlo en las personas.

Un Indigno que ha sido liberado, puede volver a capturarse dentro de un objeto pero, en este caso, el Indigno estará de acuerdo en servir a otra persona siempre y cuando se le ofrezca un sacrificio que sea de su agrado. De más está decir que mientras se trate de un hecho violento, el Indigno estará complacido. Sin embargo, algunos Indignos son más crueles que otros y exigirán diferentes clases de ofrendas para aceptar ser sometido. No enumeraré aquí cuales son las de su preferencia.

Cuando un Indigno toma una mente, personas que siempre fueron honestas, correctas y respetuosas se transforman en un peligro para su entorno de la noche al día. El Indigno lo conduce rápidamente a la locura y la persona poseída por él asesina a las personas que una vez amó sin tener una razón genuina para hacerlo, solo porque el Indigno así lo quiere.

Si el Indigno es libre, volverá a poseer cuanto cuerpo se cruce en su camino hasta ser destruido por un mago del bien. En cambio, si el Indigno ha sido un esclavo, buscará acabar con la persona que lo liberó de su cárcel física y, luego de eso, será libre para regresar a su forma original de Astro, pero no podrá otorgar sus poderes por un largo período de tiempo, hasta que las heridas causadas por aquellos que lo llevaron a convertirse en un Indigno hayan sanado por completo.”

 

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